El sector de la industria agroalimentaria está pasando por una época de cambios y adaptaciones a los nuevos tiempos de la revolución tecnológica y de las últimas novedades en innovación. A lo largo de las últimas décadas este sector ha pasado de centrarse principalmente en las actividades que tradicionalmente siempre ha llevado a cabo, a incorporar las últimas novedades en innovación en sus sistemas y procesos de producción. La protección del medio ambiente, la sobrepoblación y escasez de recursos naturales, junto con los cambios de hábitos en los consumidores han sido los principales retos que han abanderado este cambio.
En 2025, son varios los desafíos a los que se enfrenta el sector:
- Cambio climático y variabilidad:
Las condiciones extremas y la pérdida de biodiversidad amenazan la resiliencia de los sistemas agrícolas. Los eventos climáticos extremos (sequías, inundaciones, olas de calor) afectan la productividad agrícola y ganadera, alteran las temporadas de cultivo y aumentan la incertidumbre en la producción. Debido a los desastres climáticos, y junto a los conflictos bélicos, estos conllevan migraciones forzadas que también afectan a los sistemas alimentarios.
Como respuesta necesaria a esta situación se recomienda adoptar prácticas de agricultura climáticamente inteligente, como el uso de cultivos resilientes al clima, optimización del riego y diversificación de cultivos.
- Crecimiento de la población:
El aumento poblacional aumenta la presión sobre los recursos naturales, afectando sobre todo a las zonas de mayor pobreza y vulnerabilidad. Esta situación aumenta la presión sobre los sistemas de producción para satisfacer la demanda de alimentos. La integración de la agricultura vertical y la huertos urbanos en la planificación urbana puede beneficiar a las zonas urbanas en este aspecto.
Los problemas clave del crecimiento a nivel mundial son:
- Distribución desigual de los alimentos.
- Incremento del desperdicio alimentario (actualmente cerca del 30-40% de los alimentos producidos se desperdician).
- Mayor competencia por recursos como agua y tierra.
Para combatir estos obstáculos es necesario aplicar tecnologías de mejora en almacenamiento y transporte, implementación de cadenas de suministro más eficientes y reducción de pérdidas postcosecha.
- Brecha tecnológica y financiera:
El acceso y la adopción de soluciones innovadoras es más complicado y lento en algunas zonas, aumentando la brecha tecnológica.
Las principales tecnologías que se están adoptando actualmente en la mayoría de países son la agricultura de precisión para optimizar insumos (fertilizantes, agua, pesticidas), el uso de big data e inteligencia artificial para predicción de rendimientos y manejo de riesgos, y la expansión de sistemas de monitoreo remoto con drones y satélites. Sin embargo, el acceso y la adopción de soluciones innovadoras es más complicado y lento en algunas zonas, aumentando la brecha tecnológica: Aunque la tecnología está transformando el sector, la adopción es desigual, especialmente en países en desarrollo.
Además, los pequeños agricultores y ganaderos tienen dificultades para acceder a tecnologías, mercados y financiamiento. Por ello, son necesarios proyectos que impulsen la cooperación y el acceso a créditos, tecnología y capacitación. Estas iniciativas deben centrarse en combatir la brecha digital entre regiones rurales y urbanas, y países menos desarrollados, además de los altos costos iniciales de implementación.
- Resistencia microbiana.
La resistencia antimicrobiana en producciones animales amenaza la salud pública y alimentaria. El aumento de temperaturas ha ampliado el rango geográfico de plagas y enfermedades, afectando tanto a cultivos como a la ganadería. Para combatir estas plagas se están desarrollando soluciones biológicas (control integrado de plagas, uso de organismos benéficos) y de variedades genéticamente mejoradas.
- Sostenibilidad ambiental:
Impacto: Las prácticas agrícolas convencionales contribuyen significativamente al deterioro ambiental a través de:
- Emisiones de gases de efecto invernadero (GEI): La agricultura contribuye aproximadamente al 20% de las emisiones globales (metano de la ganadería, óxido nitroso de fertilizantes).
- Degradación del suelo: El uso excesivo de agroquímicos y la deforestación han erosionado y empobrecido los suelos.
- Consumo de agua: La agricultura utiliza el 70% del agua dulce del planeta.
Pueden ayudar acciones como la promoción de prácticas regenerativas (agricultura orgánica, agroforestería, rotación de cultivos), la implementación de tecnologías de precisión (sensores, riego automatizado, drones) y el fomento de economías circulares para reducir residuos.
- Demanda de Dietas Más Sostenibles
El cambio en las preferencias de los consumidores hacia dietas basadas en plantas y proteínas alternativas (como los insectos) está remodelando la industria. Son numerosas las empresas y proyectos de innovación que están trabajando actualmente en el desarrollo de productos alimentarios basados en proteínas alternativas (plantas, insectos, algas). Las campañas educativas también colaboran a fomentar el consumo responsable.
- Regulaciones y Política Agrícola
La transición hacia modelos sostenibles requiere ajustes en subsidios, políticas de uso de suelo y comercio internacional. Los principales problemas son las regulaciones insuficientes en algunos países para mitigar prácticas insostenibles y las dificultades en la armonización de estándares internacionales para alimentos sostenibles. Por ello se necesitan impulsar políticas de incentivos para prácticas sostenibles y colaboración internacional para garantizar cadenas de suministro más equitativas.
En resumen, el sector agroalimentario en 2025 necesita equilibrar la producción suficiente de alimentos con prácticas sostenibles que mitiguen los impactos ambientales y sociales. Innovación, políticas efectivas y colaboración internacional serán esenciales para superar estos retos.