Bioprotección de cultivos y manejo integrado de plagas: claves de la agricultura sostenible

La transición hacia una agricultura sostenible y libre de químicos es una prioridad global. En este contexto, estrategias como la bioprotección de cultivos y el manejo integrado de plagas (MIP) emergen como soluciones eficaces para mejorar la productividad agrícola, proteger el medio ambiente y garantizar alimentos saludables.

¿Qué es la bioprotección de cultivos?

La bioprotección agrícola es el uso de agentes biológicos (organismos vivos o compuestos naturales) para controlar plagas, enfermedades y malezas de forma respetuosa con el ecosistema. La bioprotección ofrece diversas ventajas respecto al uso de pesticidas químicos:

  • Reduce el uso de pesticidas químicos sintéticos.
  • Disminuye el riesgo de resistencia en plagas.
  • Es segura para la salud humana y no deja residuos tóxicos.
  • Protege la biodiversidad y mejora la salud del suelo.

Los productos de biocontrol son una alternativa sostenible que cada vez más agricultores adoptan para reducir su dependencia de insumos químicos y cumplir con los nuevos estándares de producción ecológica y exigencias del mercado.


Problemas del uso excesivo de pesticidas

El uso intensivo de fitosanitarios sintéticos ha demostrado múltiples efectos negativos: conlleva riesgos tanto para la salud del agricultor y como la del consumidor. Genera gran impacto ambiental al contaminar recursos naturales como agua y del suelo, además de dañar la biodiversidad de los ecosistemas. Por último, también aumenta la resistencia en insectos y patógeno, haciendo necesaria mayor cantidad de pesticidas y creando un círculo vicioso. Estos desafíos han impulsado la búsqueda de estrategias agrícolas más responsables, entre ellas el manejo integrado de plagas.


¿Qué es el Manejo Integrado de Plagas (MIP)?

El Manejo Integrado de Plagas (MIP) es un sistema de gestión agrícola que combina distintas técnicas de control para minimizar los riesgos ambientales y sanitarios, manteniendo las plagas bajo niveles económicamente aceptables. Su proceso se divide en cinco fases.

Los 5 pasos del MIP:

  1. Identificación de plagas y enfermedades.
  2. Determinación del umbral de acción.
  3. Monitoreo y evaluación periódica.
  4. Prevención mediante prácticas agronómicas.
  5. Control utilizando métodos biológicos, físicos o, en última instancia, químicos selectivos.

El MIP no solo permite reducir el uso de agroquímicos, sino que también mejora la rentabilidad y sostenibilidad de las explotaciones agrícolas. El control biológico de plagas forma parte del MIP: este sistema se basa en el uso de enemigos naturales como predadores, parasitoides o microorganismos patógenos para mantener a raya las plagas.

Tipos de control biológico:

  • Control clásico: Introducción de especies controladoras foráneas.
  • Control aumentativo: Liberación masiva de organismos beneficiosos.
  • Control por conservación: Protección del hábitat de enemigos naturales.

Hacia una producción agrícola más sostenible y saludable

El futuro del campo está en la innovación sostenible. La integración de la bioprotección y el MIP requiere el compromiso de agricultores, asociaciones, centros de investigación y políticas públicas orientadas a la transferencia tecnológica agropecuaria. La bioprotección de cultivos y el manejo integrado de plagas son prácticas esenciales para alcanzar un sector con una producción eficiente, rentable y responsable con el medio ambiente. En Asetaga trabajamos para acelerar este proceso y apostamos por estas estrategias para proteger la salud del suelo, del agricultor y del consumidor.